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CURIOSIDADES DE LA HISTORIA DE SALVACAÑETE COMO ALDEA DE MOYA

  Este trabajo que  os doy ahora a conocer  fue una  conferencia  que realicé  en la Iglesia de Santa María de Moya el 11 de agosto de 2003...

jueves, 15 de enero de 2015

PORTALES Y ENLACES DONDE ENCONTRAR INFORMACIÓN HISTÓRICA Y DE OTRO TIPO DE NUESTRA LOCALIDAD

PORTALES Y ENLACES DONDE ENCONTRAR INFORMACIÓN HISTÓRICA Y DE OTRO TIPO DE NUESTRA LOCALIDAD
MARIANO LÓPEZ MARÍN
Ante la petición  de numerosos amigos  de la Serranía de Cuenca y de otros lugares para que les de información  de sitios donde encontrar aspectos  de la historia de  su pueblo y documentos alusivos, he preparado un listado de portales de internet  donde poder acceder a multitud de información  con los criterios de búsqueda adecuados:




ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL

Teclear en google PARES (Portal de archivos españoles) ,acceder a ese portal y poner el nombre de la LOCALIDAD A BUSCAR,  y las fechas siempre amplias ,desde 1300 a 2014 por ejemplo. Clicar   en  búsqueda avanzada en la parte inferior. Apareceran todos los registros de esa localidad  y los archivos donde están así  como la referencia  documental. Si clicamos en cada lugar nos aparecen el documento o documentos que hay  en  cada archivo. Algunos  están digitalizados y los podemos  descargar .Otros  hay que  solicitarlos  y previo pago te los  envían digitalizados al cabo de  dos  o tres meses e incluso más.
La dirección electrónica es:
Desde este mismo portal se puede acceder  a otros muchos archivos  y portales.


 Imágenes de las tres primeras paginas del libro de bautismos, bodas y defunciones de la parroquia del Masegar o de Torre de las Veguillas (Salvacañete) 1767.




 CATASTRO  DE ENSENADA 1752

Se puede acceder desde la siguiente  dirección electrónica:
Teclear en  el buscador la localidad y la provincia y aparecerán las imágenes de los  documentos del Catastro de Ensenada de esa localidad .Se pueden descargar y guardar.
Familia Moscardó Perea.Salvacañete.Primeras décadas del siglo XX

HEMEROTECA DIGITAL BIBLIOTECA NACIONAL

Es un excelente recurso  investigador y poniendo en el buscador  el nombre de nuestro pueblo o el tema de búsqueda podremos encontrar muchos artículos relacionados. Su enlace electrónico es :
Clicar  en Buscar  en Hemeroteca digital.
En esta dirección electrónica se pueden  encontrar todas las publicaciones que hay  digitalizadas  en la HEMEROTECA DIGITAL DE LA  BBILIOTECA NACIONAL.


BIBLIOTECA NACIONAL

Podemos  encontrar en ella los fondos  que hay sobre sobre nuestro pueblo : libros ,mapas, otros  documentos  pero  hay que solicitarlos y pagar las  copias.
Teclear  en el buscador  el nombre de la localidad y aparecerán los títulos  que hay para esa localidad o sobre eses tema .

BIBLIOTECA DIGITAL  HISPÁNICA

Pertenece a la Biblioteca Nacional y tiene muchos fondos digiotalizados en formato PDF
entre ellos el DICCIONARIO GEOGRÁFICO DE ESPAÑA  ralizado  por Tomás López entre 1730 y 1802. Corresponse al Manuscrito 7298 de la Biblioteca Nacional. Está disponible en la siguiente direción web.Clicar en el enlace.
DICCIONARIO GEOGRÁFICO DE ESPAÑA DE TOMAS LOPEZ

Se puede descargar en 9 PDFS toda l a provincia de Cuenca en  en el siguiente enlace:Clicar en el  título.

MANUSCRITO PROVINCIA DE CUENCA DICCIONARIO GEOGRÁFICO TOMÁS LOPEZ S.XVIII


GOOGLE LIBROS

Con este buscador podremos encontrar títulos de libros  que  tengan  alguna referencia sobre  nuestro  pueblo o sobre un tema en concreto. A veces aparece el  libro digitalizado completo pero lo normal es que aparezcan  algunas páginas con algún dato de lo que buscamos. Muchos  son libros digitalizados por  universidades americanas sobre ediciones españolas de los siglos  XVIII, XIX y XX.
La dirección electrónica es : https://books.google.es/
Poner  en el buscador el tema  o la localidad. Una vez aparecido el listado de los existentes, teclear en  cada uno para ver la información.

CENTRO DE ESTUDIOS DE CASTILLA LA MANCHA

Este  centro está gestionado por la Universidad de Castilla La Mancha y desde el mismo se puede acceder a :
Esta es su dirección electrónica:  http://www.uclm.es/ceclm/
Tecleando en la Biblioteca Virtual de Castilla La Mancha se accede a muchas publicaciones.
 Y datos. La dirección electrónica es :
Hay que  buscar la localidad y en ella aparecerán todas las publicaciones que se han hecho sean periódicos ,semanarios,etc. Con paciencia mirando cada una podremos encontrar algo de nuestra localidad  o del  tema de investigación.
BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES

En  esta  gran biblioteca es posible encontrar, si tenemos paciencia, muchos datos de nuestros pueblos. La  dirección electrónica de su sección de historia  es:

ANUARIOS  BAYLLY BALLIERE  -RIERA

Estos  anuarios se publicaron  desde  1879 hasta 1961 y es una radiografía de todos los  pueblos de España. Su título era Anuario-almanaque del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración”. Publicación anual que comienza a editar en 1879 Carlos Bailly-Baillière, entonces librero de la Universidad Central, de Madrid, del Congreso de los Diputados y de la Academia de Jurisprudencia y Legislación, en el que se ofrece en torno -según señala- a 400.000 señas de las personas que integran la instituciones de las Administraciones Públicas (Casa Real y sus empleados, Cortes, ministerios, cuerpo diplomático, etc.) y de cualesquiera que tuviera un oficio o profesión (abogados, arquitectos, notarios, médicos, marmolistas, boteros, libreros, impresores, fotógrafos, carpinteros, etc.) o fuera propietario de un comercio, industria o fábrica, o ejerciera un servicio público, tanto de Madrid y resto de provincias, como de las posesiones españolas de Ultramar y de los Estados hispano-americanos.
 Aparece en cada pueblo su número de habitantes en cada año, el de sus caseríos dispersos , si los tiene, el nombre de sus autoridades y el de los profesionales   escuelas, médicos ,farmacéuticos, comerciantes, industrias , ganaderos, herreros, guarnicioneros ,carteros, medios de comunicación con  la capital, etc…La dirección electrónica donde se pueden descargar estos a anuarios es:
El primer  anuario editado  en 1879  se puede localizar en la Hemeroteca digital de la biblioteca nacional:
Los restantes poniendo en el buscador de la BIBLIOTECA DIGITAL HSIPANICA  el texto: “Anuario del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración” aparecen los resultados hasta 1911 .Teclear el año y aparece  la publicación de ese año.Se pueden descargar los ejemplares.
Desde esta dirección electrónica se pueden  descargar los diferentes años:

BILBIOTECA DIGITAL HISPANICA

Es un recurso muy importante de la BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA. Podemos  encontrar en ella publicaciones y colecciones.

Dentro  de la BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA  buscar BIBLIOTECA DIGITAL  HISPANICA
En colecciones podremos  encontrar muchas que nos pueden interesar:

REVISTA LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA

 Se puede descargar esta revista en  la Biblioteca Nacional de España  en la siguiente dirección electrónica:
Su fundador y primer editor y director fue el gaditano Abelardo de Carlos y Almansa (1822-1884), quien, tras una inicial y fructífera experiencia editora-periodística en provincias, había adquirido el madrileño El Museo universal (1857-1869), revista heredera de la prensa pintoresca e ilustrada antecesora, a la que sustituye dándole este nuevo título, en el que mantiene el término ilustración y al que suma a española el adjetivo americana, como natural expansión de la difusión de una lengua y cultura común intercontinental; y, siguiendo el modelo de las grandes revistas ilustradas europeas, será el máximo exponente del periodismo gráfico español del siglo diecinueve. Aparece su primer número en una época de reformas políticas, como es la del Sexenio Democrático, el 25 de diciembre de 1869; marcará un hito en las primeras décadas de la Restauración y, tras irrumpir y empezar a desarrollarse el nuevo fotoperiodismo en las postrimerías de la centuria, sobrevivirá dos décadas más, hasta el 30 de diciembre de 1921, día en el que publica su última entrega. Si en sus páginas se da cita una larguísima nómina de destacados literatos, publicistas y periodistas, a ellas se incorporarán definitivamente, trazados con un realismo y calidad excepcional, los dibujos de actualidad, estampados a través de unos grabados de gran belleza y maestría, considerados auténticas instantáneas de toda una prolongada época histórica.
Tuvo unos colaboradores excepcionales y sus imágenes son preciosas .
Las imágenes de esta revista se pueden  descargar  en  la BIBLIOTECA VIRTUAL MIGUEL DE CERVANTES.

ASOCIACIÓN DE AMIGOS DE MOYA (CUENCA)

Dentro de la web de esta asociación cultural conquense se encuentran  digitalizados los 40 números  que hay publicados hasta enero de  2014 de la REVISTA MOYA. En ella se pueden encontrar muchos datos de la  rica historia moyana y de cada uno de sus pueblos hasta 36  que formaron parte del  antiguo Marquesado de Moya
Se puede descargar en:
Entrar en publicaciones  en formato PDF  se pueden descargar  las  40 revistas editadas hasta l fecha:
Así con todas las revistas.
Los temas tratados en estas 40 revistas  e se pueden descargar en mi trabajo publicado en mi blog SALVACAÑETE : SU HISTORIA  Y SUS  GENTES.

INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA
Podemos consultar los datos de nuestro pueblo o comarca durante varios años.




                             Hoya del Peral ( Salvacañete ).Toni Virtudes Segarra.Gracias



Catálogo Monumental de España (1900-1961)

Clicar en el enlace 


Despues de acceder a la dirección electrónica  clicar en la provincia de Cuenca en el mapa.

Portada

Autor: Cristóbal de Castro

Fecha de encargo: Desconocida

Fecha de entrega: Desconocida

Fecha del informe: Desconocida

Volúmenes: 2, uno de texto y uno de fotografías

Fecha de publicación: Permanece inédito

Observaciones: Se conserva completo. En la lista elaborada en 1917 para ver el estado de la cuestión del proyecto del Catálogo Monumental de España, figura entre las “provincias libres”, que no habían sido encargadas todavía a nadie, pero añadida en fechas posteriores hace constar que está hecho por Castro, s n dar fechas. No hay ninguna otra documentación

Se puede descargar  por una parte el TEXTO  en PDF   y por otra las fotografías también en PDF

Imágenes: Enlace PDF.


Texto : Enlace PDF.









ULTIMA ACTUALIZACIÓN   30 de enero de 2015

(C) MARIANO LÓPEZ MARÍN




viernes, 9 de enero de 2015

LOS BAROJA EN SALVACAÑETE Y EN LAS TIERRAS DE MOYA

LOS BAROJA EN SALVACAÑETE Y EN LAS TIERRAS DE MOYA
                       MARIANO LÓPEZ MARÍN

            Hace muchos años, cuando comenzaba mis investigaciones sobre Salvacañete, encontré el dato del paso de D. Pió Baroja[1] por Salvacañete. He seguido investigando sobre el tema y he encontrado muchas curiosidades no solo sobre el paso de D. Pió Baroja por nuestro pueblo sino también de su hermano Ricardo y su sobrino Julio. Nos aportan muchos datos con la pluma  que los ha caracterizado.


                           Vista de Salvacañete desde el Llanillo.Alfredo Montero Martínez.Gracias
D. PIO BAROJA

San Sebastián, Guipúzcoa, 28-XII-1872 - Madrid, 30-X-1956.
Escritor de extensa cultura, médico, y autor de más de cien obras entre novelas y ensayos. Pío Baroja es una de las figuras más relevantes de la literatura española, cuyo eje principal lo forman Cervantes, Galdós y el propio Pío Baroja. Se le ha considerado el novelista por antonomasia de la llamada "Generación del 98", que él siempre negó. Su literatura se caracteriza por un fuerte realismo no escaso de sensibilidad, humor y dulzura. Los ideales de Pío Baroja se basan en un firme y apasionado individualismo, en la juventud cercano al anarquismo, y sus personajes por un sentido de audacia y aventura. Por su independencia de criterio no ha participado en ningún proyecto político, siendo en ocasiones zaherido por su actitud y pesimismo. Agnóstico, liberal, individualista, tiene apasionados lectores por todas las partes del mundo.
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En la obra “Los recursos de la astucia[2], tomo V de otra obra más larga “Memorias de un hombre de acción,” está la referencia concreta del paso de D. Pió Baroja por Salvacañete y Moya. Esta obra se compone de dos novelas “La Canóniga “y “Los guerrilleros del empecinado en 1823”
De la Canóniga dice su autor[3]La Canóniga es una historia que se desarrolla en Cuenca .Cuenca es una de esas viejas ciudades  españolas colocada sobre un cerro, rodeada de barrancos  y llena de callejones estrechos y románticos. No se explica que un pueblo asó no parezca en la literatura de un país, mas que suponiendo en ese país una insensibilidad  completa para cuanto sean realidades artísticas. La Canóniga es, entre mis novelas, de las más sugestivas. Tiene como cierta vibración de misterio y de odio, que creo que está realizada.
De la otra obra incluida  en los Recursos de la astucia “Los guerrilleros  del Empecinado en 1823”dice Baroja: “Es el relato de una campaña hecho casi todo él con documentos originales; en los libros de historia no se encuentra dato alguno acerca de esta lucha” 

En la introducción de la Canóniga, en su prólogo, dice Pío Baroja lo siguiente:
“Don Pedro Leguía  y Gaztelumendi[4], verdadero  y auténtico cronista de la vida de Avinareta, escribió unas líneas preliminares para explicar la procedencia de los datos utilizados por él en esta narración.
         Por lo que dice, las bases  de su relato fueron la historia que el contó en Cuenca un constructor de ataúdes y los comentarios y antecedentes que aportó a esta historia don Eugenio  de Avinareta[5] en Madrid. Valiéndose  del indiscutible  derecho del narrador, Leguía antepuso los antecedentes de Avinareta a la narración del constructor  de ataúdes, proceder no desprovisto de lógica, pues la faena de un constructor de ataúdes debe ser siempre una faena  final y epilogal. El lector, si es un tanto avinaretista, quizá encuentre medianamente interesante la transcripción del preámbulo de Leguía.


         Unos años antes de la Revolución de Septiembre[6] – dice Leguía - me encontraba en Madrid triste y débil, retraído de la vida pública  por el fracaso de mis correligionarios y casi retraído de toda vida privada por padecer las consecuencias de un catarro gripal. En esto, un amigo senador[7] se  presentó en mi casa y me instó a que le acompañase a una finca suya, enclavada en el centro de los pinares de la Serranía de Cuenca.
Tanto insistió y con tan buena voluntad  lo hizo, que acepté y marché con  él a su finca.
         Pasé allí cerca de un mes. Cuando  comencé a aburrirme y al mismo tiempo a restablecerme en aquella soledad, perfumada por el olor de los pinos, sentí la necesidad de salir y andar. Mi amigo visitaba los pueblos de su distrito y alguna vez lo acompañaba yo.
         Estuvimos en Salvacañete  unos días  y luego en Moya, en donde supe con sorpresa que mi tío  Fermín Leguía había sido comandante del fuerte de este pueblo y dejado en él cierto renombre. Un viejo boticario de Moya[8] le recordaba muy bien. Por lo que  me contó, la villa de Moya, en tiempo de la guerra civil[9][era un refugio de las familias  liberales de los contornos, mientras que Cañete constituía  el gran baluarte defensivo de las familias carlistas. Moya goza de una gran posición estratégica, y tiene gran historia de sitios  y de defensas en tiempos de los moros, y de las rivalidades entre aragoneses y castellanos.
            En 1837-como digo-se hallaba de comandante  del fuerte de Moya  Fermín Leguía[10]. En octubre de ese año,  la partida mandada por el cabecilla Sancho, a quien se apodaba  el Fraile  de la Esperanza, se acercó a la villa y la sitió. El Fraile de la Esperanza  sabía  muy bien que no era lo mismo sitiar estrechamente aquella plaza  que tomarla; las fortificaciones del pueblo, para entonces, tenían gran valor, y como él intentaba abrir las ostras por persuasión, él quiso tomar  el pueblo por el mismo procedimiento.           
            El Fraile envío a Leguía un oficio exhortándole  a rendirse, con frases en latín, que creía  le llegarían al alma. Leguía le contestó diciéndole que él no se rendía, y añadió que don Carlos era un babieca; Cabrera, un bandolero; los carlistas, hordas salvajes  y partidas de forajidos, y el latín un idioma ridículo para el que no lo entendía. El Fraile de la Esperanza a este oficio contestó con un segundo muy respetuoso, diciéndole a don Fermín que no comprendía  como un hombre  distinguido calificaba  de babieca  a un Rey como Carlos V, espejo de la cristiandad, llamaba bandido al ilustre Cabrera y tenía tan mala idea  de la lengua de Lacio. Leguía leyó la segunda  carta, y mirando fieramente al parlamentario del Fraile, le dijo:
            -Dígale usted al frailuco ese que no soy ningún académico ni quiero discutir esas cosas, y añada usted que si me  manda otro  correo lo fusilaré  sobre la marcha. ¡Con que, hala!
            El correo desapareció de prisa, y el Fraile de la Esperanza abandonó pronto el sitio de Moya.
            Varias anécdotas me contó el boticario de mi tío Fermín que retrataban su genio vivo y sus  resoluciones  prontas.
…………………………………………………………………………………………………….
También D. Pío Baroja  en otra obra suya” La nave de los locos[11] menciona Salvacañete en estos términos:
En esta posada del tio Juan Valero en Salvacañete se alojaron los Baroja según mis investigaciones. M. Lopez Marín
“Desde Teruel, Alvarito escribió a  su tío Jerónimo, preguntándole   cuándo y cómo podría ir a Cañete. El tío le contestó que se acercase a Salvacañete  a   donde él le enviaría un amigo  que le acompañara a su casa...
Alvarito se concertó con un arriero para hacer el viaje. Desde aquella parte del bajo Aragón, la  meseta hispánica  se lanza con avidez a buscar  el mar y el clima del Mediterráneo. Alas pocas horas de salir de Teruel se está  en plena huerta  de aire valenciano. Alvarito pasó por Villel, el pueblo ilustrado por el nacimiento de Calomarde[12]; cruzó el Rincón de Ademuz  y dejando  las tierras fértiles y templadas, por Vallanca  fue a Salvacañete.
                                  
Salvacañete se encuentra en un alto, en un terreno quebrado, poblado de pinos, robles y encinas. Salvacañete era por  entonces la frontera del liberalismo en la provincia de Cuenca. Unos años antes, en marzo de 1836 se batieron allí los liberales con  los carlistas  al mando de Forcadell, quien después de seis horas de acción, tuvo que retirarse, Unos y otros dejaron  en el campo muchísimos muertos  
“…..A pesar de su guarnición, la mayoría de la gente de Salvacañete era carlista[13]; los movilizados liberales de las aldeas inmediatas, reunidos en el pueblo, hacían que las fuerzas cristinas tuvieran allí  un núcleo considerable. El boticario, miliciano y geólogo[14], era de los jefes de los movilizados. Las patrullas liberales iban cogiendo por los campos a los carlistas y curas escapados, y operaban  en combinación con la partida móvil del marquesado de Moya. Entre ellas prendieron al cabecilla Potaje, uno de los últimos que campeaban por allí, y le metieron en la cárcel.
 Alvarito fue a parar en Salvacañete a la posada de un tío Blas[15], hombre que en 1836 había estado a punto de ser fusilado, y a quien le quedó de miedo un tic nervioso.

Alvarito esperó la llegada del enviado de su tío, viejo grueso y  alegré, llamado por mal nombre el  lechuzo o el chuzo, en compañía del lechuzo y a caballo, tomó Álvaro el  camino de cañete , por sendas y vericuetos y llegó dos días después.
Cañete, como muchos de los pueblos españoles, no tenía mas que nombre. En gran parte de nuestras cosas  hay eso, sólo nombre, etiqueta a veces muy sonora; debajo nada o casi nada.  Es un fenómeno característico de todos los pueblos  viejos.
           
Alvarito  creía que iba a encontrarse  con una hermosa ciudad, y se halló sorprendido al ver un pueblo mísero, con casas amarillentas, derruidas, con calles  como barrancos, pedregosas y sin aceras. Álvaro en su casa había oído hablar a su madre  de Cañete como de una Babilonia, llena de complicaciones y de atractivos. Alvarito sintió ganas de reír, pero al mismo tiempo le dio tristeza. Pensó en la extraña ilusión de su madre, en el espejismo raro de recordar como un pueblo espléndido aquel pueblo pobre, destartalado y derruido...
Cañete, lugar de señorío de don Álvaro de Luna, con su gran castillo antiguo propiedad  de los condes de Montijo, no era más que un montón de  piedras y de casuchas  miserables .Un año antes lo fortificaron los carlistas, considerándolo como una de  sus principales fortalezas en la Mancha. Para ello, para restaurar la antigua muralla y construir baluartes nuevos fueron más de dos mil soldados.-
En Cañete se habían reunido  muchas familias  carlistas[16] de los contornos, como en Moya se hallaban  acogidas la mayoría de las familias liberales de la comarca...
Cañete se hallaba rodeado de una muralla de piedra muy sólida  de diez varas de altura  y más de tres de grueso con torreones de argamasa de trecho en trecho.
Había dos entradas principales  en el pueblo: la puerta de la Virgen[17], próxima al camino de Boniches, y la de las Eras  que daba al camino de Ademuz y al de Tragacete.
Dominado el pueblo, se destacaba el  fuerte de San  Cristóbal, con unos cañones ya viejos.

Entraron en Cañete  Alvarito y El Lechuzo por el camino de Ademuz, y tuvieron que sufrir un interrogatorio muy  minucioso en la puerta.
El Lechuzo, al legar a Cañete, llevó a Alvarito  a casa de su tío Jerónimo. El tío Jerónimo era un tipo raro, flaco, denegrido, de unos cincuenta a sesenta años, con los ojos claros y el bigote blanco, corto. Recibió a su  sobrino con cierta suspicacia, y después de invitarle a  lavarse y desayunar, le sometió a un interrogatorio.[18]

         En el capitulo siguiente de” La Nave de los locos”, en el IX de la séptima parte D. Pío Baroja hace una descripción detallada  del fuerte de Cañete, del jefe del mismo el coronel D. Heliodoro Gil  y de las características de las guerras carlistas en esta zona de la Serranía de Cuenca y en la Mancha muy diferentes   a las causas originarias de estas  guerras  y sus manifestaciones en el País Vasco y Navarra.
“…. A los tres o cuatro  días[19]  llamó a Álvaro el gobernador de la plaza de Cañete,  D. Heliodoro Gil[20], para interrogarle. En el interrogatorio, Alvarito estuvo muy hábil. Dijo que, prisionero de los liberales  en Pamplona, al volver a Bayona le dieron los carlistas una misión confidencial. Después  de realizada pensaba  presentarse a sus jefes.
            Al visitar al gobernador, éste se encontraba acompañado de un ayudante  joven, el  capitán Barrientos.
            Don Heliodoro hizo muchas preguntas a  Álvaro. Se notaba que las cosas marchaban mal. Luego los dos militares el acompañaron a ver las  defensas del pueblo. Cabrera había fortificado Cañete  un año antes, al volver  de su expedición  a las provincias de Cuenca y Guadalajara. En aquel mismo año salió una columna carlista al mando del cabecilla Chambonet, saqueó los pueblos de las orillas del Tajo y volvió con muchos alcaldes presos y con cientos de cabezas de ganado[21]. Cabrera dio la orden de perseguir con severidad a las autoridades  que festejasen el convenio de Vergara[22].
           

            La guarnición de Cañete tenía siete compañías del batallón del Cid y  dos del segundo de Cataluña, y víveres para una larga defensa. La fortaleza del castillo contaba con varios cañones  de  a cuatro, quizá no muy buenos.
            A pesar de sus soldados, de sus murallas  y de sus cañones, el gobernador de la plaza no estaba  muy tranquilo. Veían que los liberales iban rodeando la comarca, y no tenía mucha confianza en su gente.

            Al terminar la  visita, Alvarito se  despidió del gobernador  y se fue a su casa. Le  contó a su tío Je que has visto las  defensas de Cañete ¿- dijo don Jerónimo-. Son formidables. Además tenemos todo el terreno minado. Ríete tú de  Numancia y de Sagunto .Aquí acabaremos todos o venceremos...
Por la tarde el capitán Barrientos fue a buscar a Alvarito y el invitó a cenar en su compañía. Álvaro aceptó y marcharon los dos al alojamiento del capitán. De sobremesa hablaron los dos largamente.
-          ¿Qué hay de eso  de que el terreno de Cañete está minado?- le preguntó Álvaro.
-          - Nada. Es una fantasía. ¿quién le ha dicho a usted esa bola?
-          - Mi tío Jerónimo.
-          - ¡Don Jerónimo! Está loco.
-          - ¿Cree usted de verdad?
-          - Si, hombre, sí; completamente loco. ¿Usted ha visto su observatorio?
………………………………………………………………………………………….
            Barrientos quería enterarse de la opinión de Alvarito, sobre la guerra, y le hizo mil preguntas  acerca de lo que se pensaba  en Bayona  del porvenir del carlismo. Álvaro, al principio habló con precaución; pero viendo que el capitán Barrientos no se recataba con él en decir francamente  sus ideas, expuso también sus opiniones con libertad. Él creía que el carlismo marchaba mal y que después de Convenio devengara no podría esperarse más  sino que le hicieran unos buenos funerales.
-          Yo creo lo mismo- repitió varias veces  Barrientos.
Al día siguiente,  por la mañana, el capitán se presentó de nuevo a Alvarito y hablaron. Barrientos confesó  que estaba buscando  una ocasión para escaparse de Cañete. La guerra que se hacía allí le asqueaba.
El capitán no tenía condiciones de milita, y menso de guerrillero. Le gustaba leer  y tenía libros de Historia y de Literatura. Halaron Alvarito y Barrientos mucho de la guerra.
En las provincias Vascongadas  y Navarra- dijo el capitán -, la guerra  ha sido bárbara; en Castilla La Vieja, Merino y Balmaseda  la han dado un carácter más fiero; en Cataluña más cruel aún, y al acercarse a Valencia  y a la Mancha, ha sido lo peor de lo peor. Aquí ya no se respeta la palabra, todo se hace con una saña repugnante .Esta  es una guerra  de moros; se desnuda a los prisioneros para matarlos a lanzadas, se desnuda a las mujeres  para apalearlas y violarlas, se fusila a los chicos[23]. Esto es, sencillamente,  una porquería.
-          Es la escuela de Cabrera.
-          Si Cabrera con  sus lugartenientes catalanes, valencianos  y manchegos, han  deshonrado la guerra  y el país .Aquí es corriente  cebarse con los cadáveres, mutilándolos y sacándoles loso ojos.
-          -¡Qué  horror!
-          ¡Es un asco! Como le digo a usted es una guerra de moros.
-          -Pero parece que en todas partes  la guerra es poco más o menos lo mismo- dijo Alvarito.
-          No, allá en el Norte, la guerra ha sido una guerra de fanatismo inspirada por los curas, ésta es una guerra de ignorancia, de crueldad y de botín...”
         En  un momento del  capítulo IX del libro séptimo de la Nave de los locos D. Pío Baroja pone en boca del capitán Barrientos de la guarnición de Cañete la ferocidad de la guerra entre los carlistas.
         “Por  toda España[24], según el capitán Barrientos, se veía como habían fermentado los gérmenes  del robo y del asesinato. Ya, perdida la guerra  por los carlistas, la gente levantisca se resistía  a la paz y a la vida normal. Sólo los soldados  del ejército organizado, los  de Maroto, Villareal, etc., querían la paz, pero los cabecillas  de las partidas pequeñas  no la querían.
-Son bandidos, lo mismo les da una cosa que otra-concluyó diciendo Barrientos.
-Pero  aquí forman ustedes parte del ejército regular –repuso Álvaro.
- A  medias .Ha habido una época  en que sí teníamos el carácter de una guarnición, pero lo vamos perdiendo. Las partidas van mandando, y el gobernador, por debilidad, deja hacer  crueldades  inútiles, y a medida que esto lo notan, los de la partida se hacen más fuertes.
-¿Pero hay aquí partidas?
- Si, sobre todo hay una que nos da mucho que hacer –contestó el capitán-.A unas cuantas leguas de aquí hay un pueblo que se llama Beteta, en el partido de Priego, Está en un terreno muy quebrado, muy abrupto y  fácil de defender, y Cabrera lo fortificó el año pasado. En Beteta se ha  formado un apartida de verdaderos bandidos que aterrorizan a la gente de los alrededores. Los manda El Cantarero, que tiene como lugartenientes  al Adelantado, de Cañete, y a Navarrito, de Albarracín.
-¿Al nieto del general?
- Al mismo ¿conoce usted al general?
- sí, he estado en su casa.
- Es un fantoche.
- Completo
            El Cantarero de Beteta es un hombre ya viejo que no piensa más que  en reunir dinero; el Navarrito es hombre muy violento y que mató a su hermano: el Adelantado se caracteriza por ser  muy mujeriego y andar siempre de zambra en zambra. Los demás  guerrilleros  son gente  digna de estos jefes: ladrones, asesinos, algunos  muy conocidos por sus  fechorías. Entre ellos están el Pastor, el Veneno, el Bizco, Caparrosa, el Baulero, el  Aperador, el Garboso, Chispilla y algunos más.
- Gente  distinguida.
- Son todos ellos de una violencia  y de una  crueldad  terribles, dignos del patio de un presidio. El Garboso, el pastor y el Veneno llevaron no hace mucho. A un pobre viejo nacional pegándole y pinchándole en la plaza  de un pueblo y le hicieron arrodillarse y poner el cuello en un tajo. El viejo era valiente  y gritó: “¡Viva la nación! ¡Viva  la libertad ¡”. El Garboso le cortó la cabeza a hachazos.
-¡Qué barbaridad!
- fue un espectáculo repugnante. En esta partida de Cantarero, que tiene su punto de refugio en Beteta, hay varias mujeres, cosa no muy común en esta guerra.
- sí, es verdad; no se ha hablado de guerrilleras.
            En cambio, como sabe usted seguramente, las mujeres tomaron parte muy  importante e la guerra de la Independencia.
-¿Y usted cree que ha sido una ventaja grande?
- Grandísima, porque de haber intervenido ellas, la guerra hubiera tomado aun mayor ferocidad. Hay varias mujeres  en la partida del Cantarero, entre ellas Juana La Pintada, Vicenta Serra y  la principal, la que capitanea a todas, la Rubia de Masegosa. La Rubia es la querida del Adelantado. Esa Rubia tiene una idea romancesca  y le gusta montar a caballo y tomar aires de amazona. Es una mujer que no es fea, tiene  la tez blanca, la boca pequeña, los ojos de almendra  y el pelo negro... Yo la he visto.      Cuando se enfurece  se le crispa el labio y muestra un colmillo blanco, con una fiereza de animal rabioso. Llama cobarde a todos y quiere derramar sangre. Cuando el Garboso y el pastor  decapitaron  al viejo nacional, se sortearon entre todos para ser verdugos, y, al parecer, la Rubia  entró en el sorteo, porque se consideraba  con fuerza suficiente  para cortar la cabeza  de un hombre con su hacha.
-¡Qué bestia!
- La Rubia de Masegosa vio también como violaban a una muchacha que se había burlado de ella, y luego la m ataron clavándole una  estaca en el vientre.
-¡Cuanta brutalidad!
- ahora hay otra cosa. Esta partida del Cantarero de Beteta está en contra de nosotros.   Nos tienen por tibios. Ellos,  probablemente, si los pescan los liberales  serán fusilados, porque son todos bandidos; en cambio, nosotros, no, somos militares, y seríamos tratados como militares. Aquí en Cañete, el representante de la partida del Cantarero es el Tronera, que quiere que la guarnición cometa  toda clase de brutalidades para ponerse como fuera de ley, y entonces hacerse solidaria de la partida  del Cantarero. Don Heliodoro no  comprende esto, y, como no lo comprende yo voy a buscar la salvación por mi cuenta.
-Hace usted bien.
- No se lo diga a nadie.
- No tenga cuidado.
            Como el capitán iba a buscar su salvación, no se lo indicó claramente  a Alvarito.”

En el capítulo X[25], titulado “Escapatoria”  cuenta Baroja como Alvarito, Barrientos y otros se van de Cañete, pasando por Pajaroncillo en  dirección a Minglanilla y Belmonte  con la consiguiente persecución del Tronera  y varios más.
“………………………………………………………………………………………Decidieron[26] los tres escaparse del pueblo. Barrientos dijo  que unos días más tarde podría contar él contar con caballos. Los apostarían cerca de la puerta de la Virgen, montarían y marcharían a Pajaroncillo.
            La Bruna y el Tronera  enterados de que don Jerónimo había dado dinero a Alvarito, pensaron arrebatárselo.
            La Bruna  le propuso llevarle a una de las casas vecinas  con una muchacha muy guapa  que ella conocía; el Tronera le quiso acompañar a un cafetucho donde se jugaba una partida  fuerte al monte.
            Alvarito aplazó el ir   a un lado y al otro y preparar la fuga. Dispusieron entre el capitán, la Damasa y Álvaro que el domingo siguiente  un muchacho estuviera  con  los caballos cerca del río ,esperándoles  a ellos, que saldrían como a pasear.
            No dijeron nada  de sus planes, pero el Tronera  olfateó la maniobra, y comenzó a espiarles.
            El domingo por la mañana, el capitán Barrientos mandó a su asiente con los caballos a beber al arroyo. El asistente quería también marcharse.
            La Damasa y Alvarito salieron por la puerta de la Virgen, tomaron por el camino de Boniches, cruzaron el río por un `puente pequeño y fueron marchando a cierta distancia del río hasta otro puente. Allí estaban los caballos.
            Poco después apareció el capitán Barrientos.
            Montaron los cuatro a caballo, llegaron hasta una venta y se encontraron con una patrulla que les pidió explicaciones. El  capitán se impuso y lograron para. Algún tiempo después notaron  que les perseguían. El Tronera  y otros cinco o seis hombres a caballo se l es acercaban.
            Aquí no hay más solución que salvarse a uña de caballo- dijo Barrientos.-Si la Damasa no sabe montar, yo la llevaré en brazos.
            Oyeron repetidas veces silbar  las balas por encima de su cabeza. Afortunadamente, los caballos traídos  por Barrientos  eran muy buenos, y antes de la hora de comer  estaban en Pajaroncillo, sanos y salvos.
            En aquel pueblo había guarnición liberal, y Barrientos, con su asistente y Alvarito, se presentaron a ella. El jefe de la guarnición, después de oírles les dejó en libertad, y recomendó a Barrientos siguiera hasta Cuenca para presentarse a las autoridades. El asistente se quedó en Pajaroncillo pues era de una aldea Próxima.
            La Damasa quería ir a San Clemente, donde tenía unos tíos.
De Pajaroncillo tomaron los tres hacia Minglanilla, y Alvarito aprovechó la ocasión  para acercarse a Graja de Iniesta,  el pueblo de su padre.”



                            Familias Abril y Yuste  en un día de campo  en el Regajo Ciriyuelos.Castor Barrera Marín.Gracias
  D. RICARDO BAROJA

         Otro Baroja tiene también algunas  referencias en su obra a Salvacañete. Ricardo Baroja, en  “Gentes del 98”[27] lo hace en estos términos:
 “En aquella época, yo pertenecía al cuerpote Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos: Hice oposiciones  a la Sección de Museos Arqueológicos. La Arqueología,  la Historia del Arte la Numismática  y la Epigrafía  formaban el fondo de conocimientos necesarios para ingresar en aquella Sección. Era natural, y así lo esperaba yo, que, que en el Ministerio de Instrucción pública  me dieran una credencial para desempeñar  un cargo en cualquier museo de provincias o de Madrid; pero como todos los puestos estaban ocupados  por recomendados de los que mangoneaban en el ministerio, fui destinado al archivo  de Hacienda de Teruel. Es lo mismo que si a un médico lo envían a defender pleitos.
Mi misión había de consistir en catalogar  documentos  tan arqueológicos como las cédulas  personales , las cuentas de la contribución o las rentas de tabacos,
¡Viaje extravagante! Fui a Cuenca en ferrocarril. En cuenca tomé la diligencia de Cañete. Subieron al coche mujerucas  con impedimenta de cestos  colmados de piezas de percal, gallinas, abadejo, y huevos; y un  albañil valenciano, seria como peregrino de la Meca, y un muchachote  alto, guapetón, de  unos treinta años, con aire de taco.
En cuanto el coche  tomó carretera adelante, las mujeres comenzaron a charlar por los codos. Querían saber, a todo trance, quienes éramos y adónde íbamos. A fuerza de preguntar, consiguieron enterarse  de que yo iba  a Teruel  y que venía de Madrid. . El jaque bien plantado  era maderero, cortaba pinos  en los  Montes Universales y los echaba por los arroyos[28] hasta el Tajo y el Júcar. El moruno albañil iba a construir una casa en Cañete. El maderero me dijo que iba a Salvacañete  para reforzar un puente que sus almadías de troncos estropearon  en la última primavera.
- ¿Entonces  lleva usted el mismo camino que yo?-dije.
-  El mismo hasta Salvacañete: luego, tendrá usted que atravesar la  sierra para ir a Albarracín y, de allí, a Teruel.
- ¿Habrá algún guía en Salvacañete?
- Ya veremos.
            El maderero, en la primera parada  de la diligencia, se apeó en la venta  con el cochero. Al poco rato salía éste enjugándose los labios con el dorso de la mano y subía al pescante. El cortador de pinos tardaba  y comenzábamos los viajeros  a impacientarnos. Por fin, apareció;  se despidió de una muchacha apretándole la mano.
- ¡Hasta la vuelta ¡¡Eh! – dijo y, en dos  zancadas, vino al estribo y subió al coche.
En todas las paradas ocurría algo por el estilo; el cochero echaba un trago y el maderero se despedía  con ternura de una moza o de la mesonera. Las viajeras fueron bajando y quedamos el silencioso valenciano, el maderero y yo.

-          ¿Sabe usted  que voy notando  que es el gallito de estos andurriales?- dije al maderero.
-          - ¿Por qué?- respondió.
-          Porque en cada posada  tiene usted  un rato de parla con alguna prójima.
-          -¡Bah…! Se hace lo que se puede
-          -¡Esa última era guapa de verdad!
-          -¿A usted le parece?
-          -¡Ya lo creo!...
-          - No es maleja…: pero donde hay una, que quita el sentido, es en la posada de Salvacañete. ¡Vaya mujer! Lo que tiene de malo es que es sorda.
-          -¿Sorda de nacimiento?
-          - No, se quedó sorda… ¡si es una historia; pero la mar de curiosa! Ella era muy… ¿cómo diremos…?
-          No voy a referir la  historia de la sorda que nos contó el maderero, porque únicamente en un tratado  de psicopatía Sexual tendría decorosa cabida.
-          El silencioso  albañil que escuchaba el pornográfico  relato preguntó:
-          ¿Pero los médicos  dijeron que la frialdad de aquello fue lo que le produjo la  sordera?
-          - así lo decía.
                        Llegamos a Cañete, término de nuestro viaje en diligencia. El albañil se despidió de nosotros  ya estábamos  dispuestos el maderero y yo a pasar  la noche  en aquel pueblo, cuando se terció el modo de llevar los equipajes a Salvacacañete.
                        Cargamos  nuestras maletas y charla que te charla llegamos al pueblo, entrada la noche.
                        Fuimos a la posada de la sorda y nos dispusimos a cenar. Éramos seis o siete alrededor de la mesa. La sorda nos servia.
                        Buena moza, bien plantada y garrida, llevaba gran faldamenta  de refajos a la  manera aldeana uy cubría su cabeza  con un pañuelo azul muy ceñido, anudado por debajo de la barbilla, para apretarse las orejas.
                        Los prójimos que cenaban  le hicieron unos cuantos arrumacos, más d emano que de palabra, a los cuales la moza no se mostró demasiado esquiva: al contrario, sonreía picarona y se dormía en la suerte, sobre el hombro de los comensales al cambiar los platos o al escanciar el vino. Noté que el maderero torcía el gesto.
                        Ahora que han pasado tantos años, puedo decir, sin pecar de vanidoso, que yo, el señorito  madrileño, fui especialmente  distinguido por el dejar hacer  de la moza, mientras cenábamos.
-          Pues nada, señorito- saltó el maderero bruscamente-, esta misma noche me ocupo  en buscar un guía que le lleve a usted  a Albarracín, que siempre se encontrará algún trajinero que vaya para allá.
-           Pues mire usted compañero- respondí- , la verdad es que no tengo maldita  la prisa y lo mismo  me da marcarme mañana, que pasado, que dentro de quince días.
-          -¿Pues no dijo usted que tenía que tomar posesión de ese destino dentro de la semana?
-          - ¡Bah! El Archivo de Teruel y sus papelotes pueden esperar
                        El maderero se sirvió un vaso de vino, lo apuró de un trago y se fue lanzando miradas  iracundas a la sorda, que se  puso inclinada  sobre mi hombro a recoger los cubiertos; con lentitud muy de agradecer de mi parte.
                        Se marcharon los compinches de la cena, y la madre  de la sorda  dispuso una cama para mí en la alcoba del comedor[29].
                        Inmediatamente me acosté y al medio minuto escaso me dormía rendido.

* *  *

            Me despertó una fuerte sacudida. Abrí los ojos y los volví a cerrar deslumbrado por la luz de un farol puesto a un palmo  de mis narices.
-¡Eh  Señorito! Abajo está el guía  con una yegua-dijo la voz del maderero.
- ¿Pero no quedamos...?
-Es que si no es hoy, que va Pedro de Ademuz[30] a Albarracín, no encuentra usted quien lo lleva.
- ¡Madito sea Pedro de Ademuz!
- Abajo está esperando con su yegua. Conque  a vestirse, que está amaneciendo, y que hay una buena caminata –dijo el maderero, y dejando el foral sobre una cómoda se marchó.
Me lavé en la jofaina, grande como plato de postre, me vestí y salí a la puerta.
A la luz cenicienta  de la mañana vi a un hombre chiquitín y negruzco, que tenía del ronzal  una yegua albardadas con dos serones[31]  de pleita. Un potrillo de dos meses metí el hocico entre las ancas de la yegua.
- ¿Usted es el guía? - pregunte malhumorado.
-Para servirle.
-Sabe usted el camino de Albarracín?
- Si, señor.
- ¿Y no podía usted hacer el viaje mañana?
- Tengo que ir hoy a llevar un recado.
-¿Hoy mismo?
- Hoy mismo.
- ¿Cuánto me cobrará usted por el viaje?- pregunté con la esperanza de que  me pidiera un precio exorbitante  y demorar mi partida.
- Dos pesetas por mi jornal, la manutención del día y otras dos pesetas por la caballería, amen del pienso de algarroba.
No podía ser más  barato el ajuste y tuve que aceptarlo.
Me ha dicho el señor Juan  el de los Pinos, que tiene usted una valija.
- Sí, ahí está en la alcoba: cójala.
El guía trajo mi maleta  y  la enfundó en uno de los serones: yo subí sobre  la yegua y metí lo pies  en el otro serón, para servir de contrapeso a mi equipaje.
            Echamos a andar por un callejón y, al salir a la carretera  nos encontramos a unos labradores, que nos preguntaron hacia donde caminábamos.
- Camino de Albarracín-contestó Pedro de Ademuz.
- ¡A Albarracín  se va por el otro lado, hombre ¡
-¡Es verdad ¡- contestó mi guía -, estoy medio tonto de sueño.
Y dando la vuelta, comenzamos a andar en sentido contrario.
-¿Pero sabe usted el camino?
- Como el pasillo de mi casa. Lo que es que me he confundido a la salida del pueblo.
            La carretera se internaba  en  valles  cada vez más estrechos[32] entre montañas cubiertas de pinos.
            Pedro de Ademuz y yo nos habíamos  propuesto ser mudos, porque anduvimos un par de leguas  sin cambiar palabra.
            Llegamos hasta  el final de la carretera  en el respaldo de un monte .Una casilla[33] de peones camineros aparecía  a nuestra derecha.
-¡Eh, vamos a parar! – dije.
-Bueno, pararemos.
- Llamé a la casa;  a ver si nos daban algo de comer.
-Bueno- dijo el guía, y me arrojó el ronzal de la cabalgadura.
            Fue a la puerta y la golpeó con la palma de la mano. Se abrió la puerta  y apreció un hombre  en mangas de camisa, con zorongo aragonés[34]  en la cabeza.
-¡Eh, buen amigo!- gritó-. Venga acá;  que  le daremos de beber y de comer lo que haiga,  sin que le cueste una cuaderna.
            Bajé de la yegua, sin  acordarme de la maleta, que rodó al suelo por  el otro lado.
            El del zorongo se apresuró a recogerla  y dejarla  en el poyo de la puerta.
- Pase… ¡Que hoy es gran día en esta casa! Que no hace ni dos horas, que mi mujer me ha dado una cría. ¡Maja…! ¡Bien majica! Venga a verla  buen amigo.
-¡enhorabuena! ¿Y está bien la madre?
- ¡Y la hija mejor que nunca!
            Pasamos aun alcoba. Sobre un catre  vi a la parturienta, que me miró con ojos lánguidos, y al lado, una  bolita  amoratada. La cabeza de la recién nacida.
-Pero, ¿no ha venido nadie a asistir…?
-¡Nadie!... ¡Ja…Ja! ¡Que se equivocó en  la cuenta!
¡Que decía que era para la semana que viene!...y ¡zas!...
¡Esta mañana! …¡Pum! ¡Como una escopeta ¡¡La chica…!
¡Y que es bien maja…! Ahora sacará  agua y unas copejas.
            Disimuladamente puse  un duro sobre la cómoda, bajo la fotografía del hombre del zorongo, vestido  de soldado[35],  y salimos de la alcoba...
            Bebimos dos o tres copas  de aguardiente  a la salud de la recién nacida, y despidiéndome  de aquel padre feliz, marchamos  a campo traviesa y nos internamos en el monte.
       A mediodía llegamos al pueblo llamado Toril.
            Pedro de Ademuz se encargó de la comida. Comimos no recuerdo qué, bebimos vinazo negro en porrón.
            El guía se puso taciturno  cuando notó que se terminaba el líquido y me miró de soslayo.
-          ¿Qué, más vino?-pregunté.
-          Bueno.



Las dos  posadas que hubo en Salvacañete,la del tio Juan Valero en  la parte superior y la del tio Valeriano Pérez es n la inferior. M.Lopez Marín

            La posadera trajo otro porrón. Tomé un par de tragos  y el guía sentado en el banco con la nuca apoyada  en la pared y el compás  de las  garrillas bien abierto, alzó el porrón en el aire y lo vació sin resollar.
            Pagué y echamos a andar a pie. Pedro de Ademuz se puso a mi lado. Sonreía y el vino le daba ganas de conversar.
-Mi amo-principió y le interrumpió el hipo-. Yo tengo que confesar…eso…que confesar…que nunca he ido a… Albarracín…
-          ¡Demonio!
-          No…no...señor …, no he estado nunca …nunca  en Albarracín…Yo soy del rincón  de Ademuz...si…si por eso me llaman Pedro de …
-          ¡Maldito seas...!




-          No se incomode usted…mi amo…Yo siento…yo tengo remor…remordimiento…eso…, por engañar a un señor  que da tan bien de comer  y de beber…Yo, seria un  cochino…pero que un cochino…si no le dijera la verdad  a quien me ha dado de comer  y de beber…el Señor Juan el de los pinos… ¡Le parta un rayo!!...tiene la culpa…Me dijo que usted necesitaba ir  hoy mismo a Albarracín y que yo tenía que acompañarle…a Albarracín…si quiere usted  ir a Ademuz…yo sé el camino…como el pasillo de mi casa…diga usted: ¡Vamos a Ademuz, y yo voy con los ojos cerrados.
                        Yo sentía ganas de machacar  aquel cráneo, con forma de coco, que  cubría el grasiento pañuelo negro.
-¡el señor Juan el de los Pinos…!” ¡Es un canalla!-gritó dando patadas en el suelo.
-¡Y usted otro! - respondí exasperado.
- Es que no tengo  más remedio  que estar a bien  con ése y le, porque cuando llega la corta, da jornal. Es una cochinada…sí, señor… una guarrada...Yo creo que lo ha hecho por…la sorda de la posada… ¡Ji…! ¡Ji…! ¿Ji…!
                        Y el condenado guía, no sé si llorando o riendo, se fue  hacia la raíz de un pino, se sentó, dio dos o tres cabezadas y se cayó de bruces.
                        Me acerqué y le sacudí con violencia. Se le diría muerto, si no fuera por el barboteo que hervía en su gaznate.
            Yo estaba furioso, y le di unos cuantos puntapiés, para hacerle volver en sí. Todo fue inútil.
            Monté en la yegua, descargue  en ella parte de mi cólera, y con el potrillo detrás  seguí camino a la buena de Dios.




                        El terreno era cada  vez más montuoso: enormes picachos  cerraban el horizonte, En el fondo de una pinada  sonaban los chillidos  de los mochuelos, Parejas  de cuervos volaban en demanda de las umbrías.”




Salvacañete desde la ermita de Valdeoña. M.Lopez Marín













[1] D. Carlos de la Rica, antiguo sacerdote de Carboneras de Guadazaón  durante veintitantos daba este dato en la Revista Cuenca, nº 18 2º trimestre 1980  "Partida y fe de D. Pío Baroja”.El periodista de Alcalá de la Vega Florencio Martínez Ruiz y su hijo  publicaron en 2002 un artículo en el Día de Cuenca  también sobre el paso de Pío Baroja por Salvacañete y Moya Yo lo incluí en la reseña histórica que hice de Salvacañete en el Libro de Fiestas del año  1991 en la sección: Salvacañete en la historia   y con el “Fechas para una cronología histórica de nuestro pueblo “.Además está incluido también en mi libro “ Salvacañete : su historia y sus gentes” pág 359.
[2] Es el tomo V de su obra “Memorias de un hombre de acción” y fue publicada en 1915.
[3] Baroja, Pio.: Memorias de un hombre de acción “Los recursos de la Astucia” Tomo V. Cubierta de Ricardo Baroja. Editorial Caro Raggio. edición conmemorativa del  centenario del nacimiento del autor. Madrid 1976

[4] Aquí la figura de Don Pedro Leguía y Gaztelumendi, antepasado  de  Pió Baroja, representa  al propio autor, según varios estudiosos de la obra de este escritor. El que  realmente recorre  el Marquesado de Moya desde Salvacañete, acompañando a un amigo senador, es D.  Pío Baroja y  así lo hace constar D. Carlos de la rica en Óp. cit Revista Cuenca, nº 18 2º trimestre 1980  "Partida y fe de D. Pío Baroja” Y otros escritores de nuestra tierra como  el alcaleño y antiguo periodista de ABC Florencio Martínez Ruiz.
[5] Entre 1913 y 1935 aparecieron los 22 volúmenes de una larga  novela histórica  “Memorias de un hombre de acción”, basada en la vida de un antepasado suyo, el conspirador y aventurero liberal y masón Eugenio de Aviraneta (1792-1872), a través del cual refleja los acontecimientos más importantes de la historia española del siglo XIX, desde la Guerra de la Independencia hasta la regencia de María Cristina, pasando por el turbulento reinado de Fernando VII Son las siguientes: El aprendiz de conspirador (1913), El escuadrón del «Brigante» (1913), Los caminos del mundo (1914), Con la pluma y con el sable (1915), que narra el período en que Aviraneta fue regidor de Aranda de Duero, Los recursos de la astucia (1915), La ruta del aventurero (1916), Los contrastes de la vida (1920), La veleta de Gastizar (1918), Los caudillos de 1830 (1918),La Isabelina (1919), El sabor de la venganza (1921), Las furias (1921), El amor, el dandysmo y la intriga (1922), Las figuras de cera (1924), La nave de los locos (1925, en cuyo prólogo se defiende de las críticas hacia su forma de novelar vertidas por José Ortega y Gasset en El Espectador), Las mascaradas sangrientas (1927), Humano enigma (1928), La senda dolorosa (1928), Los confidentes audaces (1930), La venta de Mirambel (1931), Crónica escandalosa (1935) Desde el principio hasta el fin (1935). Ver información en http://es.wikipedia.org/.
[6] Esta Revolución de Septiembre tuvo lugar el 19-9-1868 y consistió en un amotinamiento de las fuerzas navales, con base en Cádiz, al mando de Juan Bautista Topete  contra el  gobierno de Isabel II. La idea era  buscar un gobierno más eficaz en España  que sustituyese al Presidente Narváez y derrocara a Isabel II. Los generales amotinados  dirigieron una proclama a todo el país y solicitando su ayuda para conseguir  una España democrática y con menos problemas
[7] Este amigo senador  tal vez fuese  D. Vicente Romero Girón , senador vitalicio por la provincia de Cuenca desde  1881 hasta 1900 casi ininterrumpidamente,       según mis investigaciones realizadas en documentación del senado
[8] Los Jiménez fueron los viejos boticarios de Moya, cuando sólo había farmacia allí ,según me comentó mi amigo  Don Pepe Peinado Palacín maestro nonagenario de Landete , que conservaba una memoria prodigiosa y es gran amante de todo lo Moyano. Hablé con él la última vez el  13 -1-08 interesándome por el tema. Murió en 2014
[9] Esta guerra civil  se refiere a las famosas Guerras Carlistas  en las que Moya, Salvacañete y Cañete jugaron un papel importante.
[10] D. Fermín Leguía era pariente de D. Pío Baroja.
[11] BAROJA, PIO “La nave de los locos” Edit. Caro Raggio.1925. 395 págs. Referencias a Salvacañete en las páginas 343 y 344. digitalizado por Google  el 7-7-06 de un ejemplar procedente de la Universidad de Míchigan... Accesible  en parte en la web:  www.bookx . google.com/ referencia Salvacañete El texto que he utilizado  está tomado de una edición de” La nave de los locos”, Séptima aparte, capítulo VIII “Cañete “de 1 980.  Edit. Caro Raggio, págs.  314 y ss.
[12] El municipio turolense de la Sierra de Albarracín Calomarde, situado entre Royuela y Frías de Albarracín a 51 Km. de Teruel, debe su nombre al político  Tadeo Calomarde, natural de Villel (Teruel), Francisco Tadeo Calomarde de Retascón y Arriá. (Villel, 10 de febrero de 1773 - Toulouse, 19 de julio de 1842) fue un noble y político español, duque de Santa Isabel en Dos Sicilias. Ocupó el ministro de Gracia y Justicia (1823-1833) durante la restauración absolutista de Fernando VII, y promulgó un célebre Plan General de Estudios. Fue Académico de Honor de la zaragozana Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, desde el 26 de abril de 1828. Recibió el Toisón de Oro (1829), la Gran Cruz de la Orden de Carlos III (1809) y la Legión de Honor. Ocupó diversos cargos  políticos en la España de las primeras décadas del siglo XIX. http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Tadeo_Calomarde (21-2-2010).
[13] Salvacañete  tuvo mucha importancia en  las guerras carlistas y en su término y en el propio pueblo se desarrollaron muchas acciones  de estas guerras., la de Forcadell en 1836, fue una de ellas. LOPEZ MARÍN, MARIANO.: Salvacañete: su historia y sus gentes” Información de las Guerras carlistas en la zona de Salvacañete  en Págs. 282-319.

[14] Ese boticario de Salvacañete, según mis investigaciones era D. Tadeo Lapesa que regentaba la farmacia de Salvacañete en  1865 según esta publicación” El restaurador farmacéutico” Periódico oficial de la Sociedad farmacéutica de socorros mutuos, del colegio de Farmacéuticos de Madrid y de la Asociación Filantrópica Farmacéutica. Director D Quintín  Chiarlone.Imprenta de José M. Ducazcal. Madrid 1865. Universidad Central Facultad de Farmacia... Biblioteca. R 109964...Pág. 322  “Cuenca: D Antonio Senen de Castro de la capital, D. Tadeo Lapesa, de Salvacañete y Don Paulo Polo, de Tragacete, envían sus adhesiones ilimitadas. D. Mariano Palacín, de Landete, se adhiere opinado contra las igualas y  favor de los sueldos de residencia para todos los titulares, aparte de los medicamentos….…”  En esta otra publicación se menciona la licenciatura de D. Tadeo Lapesa en Madrid: “Madrid en sus diarios: 1845-1859 Escrito por Madrid. Universidad. Seminario de Bibliografía Hispánica, Universidad Complutense de Madrid. Seminario de Bibliografía Hispánica, Mercedes Agulló y Cobo.” Investidura de licenciados: D. José del Barco, D. Manuel Martínez, D. Teodoro  Lapesa….” Información en la  web: http://books.google.es/books?id=V2wNAQAAIAAJ&q=Tadeo+Lapesa&dq=Tadeo+Lapesa&lr=&cd=2 ((21.-2-2010). 

[15] Esta posada  tal vez pudiese ser la que hemos conocido todos los de mi generación como Posada del  tío Juan ValeroJuan el de la posá”, la mas antigua de Salvacañete  aunque también en el siglo XIX cuando ocurren estos hechos existía la posada del tío Valeriano Pérez que fue de su suegro. Tal vez alguna documentación de la familia  Valero Garrido  hijos del  tío Juan Valero nos de pistas .Esa documentación me comentó alguna vez su nieto  y amigo Marcial Valero que  existía porque guardaban sus tíos y su padre documentación muy antigua de distintos aspectos.
[16] Cañete  representaba al carlismo  igual que Moya al liberalismo por la concentración de familias de los pueblos de alrededor  de estas dos tendencias  políticas en las respectivas localidades, carlistas en Cañete y liberales en Moya. Ese mismo dualismo se daba en Salvacañete donde, según Pío  Baroja, los liberales eran los de las aldeas de Salvacañete, concentrados en el pueblo y los carlistas los  del propio pueblo. De hecho cuando  la expedición real del Príncipe Carlos llega a  Salvacañete un 5-9 de 1837.  y deciden  alojarlo en casa del cura  a pesar de no serle adicto, por la noche se oyeron diversos vivas al rey.
[17] La puerta de la Virgen  da  un camino que conduce hasta la Hostería de Cañete y es por  la que en la actualidad entran los  toros en las fiestas de septiembre  y la Virgen de la Zarza cuando la traen de su ermita. La de las Eras está   a la entrada de Cañete, al lado de la fonda Murciano y de las calles  que dan acceso  a la iglesia y a la plaza mayor.
[18] Óp. cit Baroja, Pio” La nave de los locos”, Séptima aparte, capítulo VIII “Cañete “Madrid, 1980.  Edit. Caro Raggio, págs.  314,315 y 316.
[19] Óp. cit Baroja, Pio” La nave de los locos”, Séptima aparte, capítulo IX Los Jefes Madrid, 1980.  Edit. Caro Raggio, pags 324 y ss.
[20] El coronel  D. Heliodoro Gil, comandante del fuerte de Cañete era muy conocido por la  comarca. Y en todas las antiguas tierra del Marquesado de Moya. Sobre la fortificación de Cañete y el Coronel Gil ver LOPEZ MARÍN, MARIANO.: Salvacañete: su historia y sus gentes”  Gráficas LLogodí. Utiel 2004. Págs. 298-301.

[21] La actuación de las tropas carlistas   en el Marquesado de Moya en general y en Salvacañete en particular se caracterizó por  las requisas de ganado, apresamientos de alcaldes, muertes, incendios y mucha violencia. Remitimos al lector a Óp. cit LOPEZ MARÍN , MARIANO.:Salvacañete : su historia y sus gentes” Págs.282-319   donde se explica el desarrollo de las guerras carlistas en la zona de Salvacañete
[22] El Convenio de Vergara  o  Abrazo de Vergara es  un convenio que se firmó en Oñate (Guipúzcoa) el 29 de agosto de 1839 entre el general isabelino Espartero y trece representantes del general carlista Maroto y que dio fin a la Primera Guerra Carlista en el norte de España. El convenio quedó confirmado con el abrazo que se dieron Espartero y Maroto el 31 de agosto de 1839 ante las tropas de ambos ejércitos reunidas en las campas de Vergara, razón de su nombre popular.  Fue firmado tras complicadas negociaciones. Espartero representaba al bando isabelino o liberal, partidario de Isabel II, y Maroto al bando carlista, partidario del pretendiente don Carlos, hermano del padre de Isabel, Fernando VII. Fue decisiva la mediación del almirante lord John Hay, jefe de la escuadra de observación británica con base en Bilbao, y que ya desde 1837 había comenzado a sondear a los generales de ambos bandos para hacer fructificar la finalización de la guerra .Información extraída de la web: http://es.wikipedia.org/wiki/Abrazo_de_Vergara.( 21-2-2010)

[23] En Salvacañete,  por mandato del Coronel Gil comandante de la guarnición de Cañete, se mató a un espía del pueblo y se  colgó su cabeza en una larga  pértiga  en la plaza, muy cerca de la Casa ayuntamiento para escarmiento general. Óp. cit  LOPEZ MARÍN, MARIANO.: Salvacañete: su historia y sus gentes” Pág301.
[24]  Óp. cit Baroja, Pio” La nave de los locos” ,,Séptima aparte , capítulo IX ,Págs. 329 A 331
[25]   Óp. cit Baroja, PioLa nave de los locos”, Séptima aparte, capítulo X, Pág333 y ss.
[26]   Óp. cit Baroja, PioLa nave de los locos” ,Séptima aparte , capítulo X ,Pág334 -335
[27] Baroja, RICARDO.:” Gentes del 98”. Edit. Juventud.1952.188 Págs. Las referencias a Salvacañete están en las páginas 157 y 158 del capítulo XXVII  titulado OTROS RELATOS   Y dedicado a JOSE STTATFORB GIBSON, pintor inglés desconocido y residente en Albarracín Se pueden descargar parte de estas referencias en www.cervantesvirtual.es.
[28] Las maderas  a finales del siglo XIX y hasta 1940 se transportaban por los ríos conducidas por los gancheros. De esta actividad de los gancheros hay amplia información en mi obra  Óp. cit“LOPEZ MARÍN, MARIANO.: Salvacañete su historia y sus gentes”. Uno de los últimos gancheros de Salvacañete fue el tío Mariano Murciano, “Mariano el de Las artigas.
[29] Esta referencia confirma que la posada en cuestión era la del tío “Juan de la posada”, anteriormente de su suegro. Junto al comedor  hay  dos alcobas. En la otra posada, la del tío Valeriano  Pérez, que también fue  de su suegro Francisco, las alcobas estaban  en la planta de arriba.
[30] Los arrieros ademuceros  venían por Salvacañete a vender uvas, vinagre  y frutas  y llegaban  a las aldeas de Salvacañete y hasta Carboneras. Paraban en la posada de Casas Nuevas, regentada por el tío Lino Valero y después por su hija Cecilia Valero y su  yerno Candido Marín, tío de mi madre. También en las posadas de Salvacañete.
[31] Aquí serones son los “cujones “del serón, cada una de las dos bolsas que lleva el serón para poner la carga: remolachas, hojas, forrajes, calabazas, patatas, etc.
[32] La carretera de Albarracín, en el tramo de Salvacañete va toda ella  encajada en un valle  junto al  río Cabriel .Ese valle se ensancha por la zona de la Hondonada, el Valle Carmona, Fuente de la Sabina y Masegarejo. Los pinos no faltan en ningún tramo.
[33] Esta casilla de peones camineros era la que había en la Fuente de la Sabina que yo todavía recuerdo verla en pie  a principios de la década de los años 1960, construida cuando hicieron la carretera de Salvacañete hasta  Albarracín en la década de 1920. allí estuvieron de camineros el tío Saturnino García, que después se bajaría la otra casilla de peones camineros de la Caseta, y el tío Arcadio de Salinas del Manzano.  Las piedras sillares de esta casilla de peones camineros  y las de la casilla de peones de La  Boquilla, donde vivió mi bisabuelo materno   Enrique Marín, sirvieron para reconstruir la torre de la iglesia de Salvacañete.
[34] Los hombres de Salvacañete, tal vez  por influencia de la zona aragonesa próxima a nosotros, llevaban un pañuelo anudado en la cabeza, el zorongo del que habla el autor. Yo recuerdo todavía de niño ver al tío  Agustín de la Hondonada , padre de Gonzala, la esposa de Agapito   y hermano del tío Gregorio Jiménez, vecino nuestro, con su pañuelo en la cabeza y todo vestido de negro. Mi madre recordaba a su abuelo con esta indumentaria.
[35] Esa imagen no faltaba en ninguna alcoba  de Salvacañete y de los pueblos de las Tierras de Moya...

(C) MARIANO LOPEZ MARÍN